Esto comenzó siendo algo que escribi en mi diario sobre lo que creo que es el amor, despues se entremezclo con el libro Tres metros sobre el cielo de Federico Moccia y termino siendo una carta que jamas enviare a una persona que jamas volveré a ver.
Creo que entendí algo con respecto a lo que es amar. Por ahí
el amor no se trata de una pasión desenfrenada todo el tiempo, quizás
simplemente sea aceptar el cariño que nos es dado tratando de cuidarlo y dar a
cambio lo mismo. Apreciar las pequeñas cosas de la vida, después de todo son
los detalles los que hacen la belleza perfecta.
Después de tantos errores aprendí que las mayores locuras
las hacemos cuando creemos estar enamorados y no cuando lo sabemos con
certeza.
Hay veces que por ver algo brillante hacemos cualquier cosa
por tenerlo. Una vez que lo conseguimos resulta que no era algo tan genial, y
al mirar atrás vemos el caos que inconscientemente hicimos bajo el pretexto “el fin justifica los
medios” ¿Realmente valió la pena?
Ya no creo en vivir a tres metros sobre el cielo. No es algo
que quiero en mi vida, ya no. El otro dia lo entendí perfectamente. Estaba
sentada con mi novio y me dijo te amo. No era la primera vez asique no era algo
tan inesperado, pero lo que me hizo pensar fue lo que dijo después, “hasta el
cielo ida y vuelta”. ¿Porque todo amor
tiene que ser tan extremista de estar a tres metros sobre el cielo? Tampoco es
tanto si te pones a pensar, es mayor la distancia que se recorre ida y vuelta
que solo tres metros por encima del cielo. Claro que esto lo pensé solo en
relación a distancias, metros, números, en el orden estrictamente literal de lo
que decían los dos pero después lo llevé al orden sentimental. Ahí fue cuando
me di cuenta que un amor normal y corriente es lo que me gustaría vivir. No la
clase de amor que te hace vivir una novela o un cuento de hadas. No estar a escondidas, sino poder ir
libremente de la mano a cenar con mi familia o la de él. Esas cosas también
hacen un ‘feliz para siempre’ sabias?
Por ahí no sea el mejor ejemplo pero justo me acorde de una
película de Disney. ¿Viste encantada? Se trata de una chica que está en un
cuento de hadas -literalmente- Ósea vive en el bosque y canta con los pajaritos
esperando que llegue su príncipe azul.
De repente se encuentra que fue transportada a Nueva York y no entendía
nada. Trataba de seguir cantando con los animalitos y todos la miraban raro.
Conoció a un hombre que era normal, sin mucho romanticismo pero igual la amaba.
El príncipe fue a Nueva York y se dieron cuenta que no eran el uno para el
otro. Si se hubiesen quedado en el cuento de hadas obviamente hubiesen
terminado juntos pero como ella decidió vivir en la ciudad y adaptarse al mundo
real quiso dejar de lado todo eso de cuentos de hadas. Yo quiero vivir en la
ciudad. Amar hasta el cielo ida y vuelta a veces es mejor que a tres metros
sobre el cielo.
A veces un final es cuando otra cosa empieza. Se terminó ese
capitulo , hay que dejar ir las cosas y empezar a apuntar hacia adelante. No se
si te conte del tatuaje de la flecha que tengo pensado hacerme: para tirar una
flecha hay que llevarla para atrás para que después salga con velocidad hacia
adelante y depende de la persona que la arroje hacia que va a apuntar. La vida
te tira para atrás para dejarte estancado en los recuerdos, vos sos el que
suelta el arco para impulsar la flecha hacia adelante y vos sos el que decide
hacia que apuntar. La flecha solo puede ir hacia adelante. Esta atrás el tiempo
que uno decida sostener el arco, hay que soltarlo eventualmente porque empieza
a ser imposible sostenerlo hacia atrás
para siempre. Apunta bien hacia un buen futuro. Mucho queda atras, solo fue un
capitulo mas de la vida, no el libro entero. Seguí escribiendo que van a llegar
mejores capítulos si sabes apuntar bien.

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